No lo digo yo. Ayer el diario Negocio publicaba una entrevista con un profesor de economía política de la Universidad de Harvard, un tal Dani Rodrik. El personaje manifiesta que «España agota su crédito político en una reforma laboral que no creará empleo.». La razón de ello es evidente según el profesor. Lo que podría generar empleo sería la reducción de salarios mientras no aumente la productividad. Y la reforma laboral no aborda la posible resolución de este problema tan grave. Todo queda igual.
También para muchos expertos en derecho laboral, la reforma resulta tremendamente limitada. El quiero y no puedo. Los jueces volverán a tener la última palabra en multitud de conflictos sociales y ello va a seguir generando una gran incertidumbre. No es bueno que se generalice la judicialización de los conflictos laborales. Y además los jueces sienten una gran debilidad por alargar la mano a la parte que se entiende más débil. No en vano estadísticamente un porcentaje muy alto de los conflictos laborales se fallan a favor del trabajador o las indemnizaciones pactadas resultan a veces superiores a los límites establecidos por la ley.
Definitivamente aunque el Parlamento introduzca cambios al texto que ahora tenemos, va ser difícil que los mismos tengan un calado suficiente como para modificar las expectativas en cuanto a la creación de puestos de trabajo. Una reforma laboral solamente sería eficaz si introdujera en la práctica una mayor libertad en la contratación. Una desregulación en el ámbito de los convenios colectivos, de manera que las empresas pudieran adaptar los costes laborales a la difícil situación económica que estamos viviendo. Si los costes laborales en muchas ramas de actividad no permiten producir bienes que sean minimamente competitivos con los productos de otros países, no se va a crear nuevo empleo y el que existe se va a ir convirtiendo en muy precario. Porque la cuenta de resultados no aguanta eternamente.
Lo he dicho en diversas ocasiones. Y lo repito. Seguramente hemos ido tan lejos en la globalización, en la transferencia de rentas de los países europeos a otros como China, que nos hemos quedado exhaustos, sin recursos. Todo ha sido muy rápido. Demasiado. Y la digestión se está haciendo muy difícil.Nos estamos indigestando. De repente nos damos cuenta de que no producimos nada. De que todo se hace fuera. Que nos queda cómo damos de comer a los que se quedan sin trabajo. No somos tan ricos para vivir de renta.
Aunque durante algún tiempo nos lo hemos creído.