Si no me equivoco el próximo día 3 de febrero, se celebra una cumbre hispano-alemana. Viene la Sra. Merkel para discutir con el presidente Zapatero cuestiones de interés mutuo. Entre ellas se comenta que Zapatero va a proponerle a Angela Merkel, que se llegue a acuerdos para que técnicos españoles vayan a trabajar temporalmente a Alemania. Como que este país necesita urgentemente miles de profesionales cualificados, se supone que nosotros podremos cubrir en parte este problema, a fin de que la industria alemana funcione a pleno rendimiento.
Lo anuncié hace muchos meses. España se va a convertir con la crisis actual en una tierra de emigración. Recuerdo la primera oleada de emigrantes, precisamente a Alemania, en los años cincuenta y sesenta. Dos o trescientos mil en aquella época. Alemania, después de los destrozos del nazismo, necesitaba urgentemente una reconstrucción. La financiación vino del Plan Marshall. La recuperación económica, el llamado milagro alemán de la mano, del ministro de finanzas Erhard. Tuve ocasión de conocer en mi vida de estudiante la Alemania de aquel entonces y de trabajar en esta reconstrucción. En una ocasión como «albañil» en una estación de servicio de la Shell; en otra como conductor de una grúa en una fábrica de aluminio. La actividad en aquellos años era febril. De las cenizas de la guerra Alemania emergió con nuevos bríos y renovada fuerza.
Ahora no es que se repita la historia, pero sí que nos hallamos ante un cierto paralelismo. El motor de Alemania vuelve a funcionar y nosotros no. Allí se han de cubrir puestos de trabajo y aquí no sabemos qué hacer para encontrarlos. En el pasado la mano de obra que podíamos ofrecer no tenía ninguna cualificación. Ahora el escenario es distinto. Ingenieros, Arquitectos, Médicos, Informáticos. Éstos son, muchos de los profesionales que produce nuestro país.
Si existe la Unión europea y la libre circulación de personas y bienes, lo lógico es que nos aprovechemos de las ventajas que ello supone. Y entre ellas la del movimiento migratorio entre ciudadanos de estos países, en función de los mayores o menores niveles de crecimiento que se experimentan. Un fenómeno absolutamente normal, con el que aún no estamos acostumbrados. No estamos acostumbrados a trabajar hoy en Barcelona, mañana en Paris y pasado mañana en Munich. Pero estos trasvases de personal seguro que van a incrementarse en el futuro hasta constituir algo normal en el espacio comunitario. Y es evidente que España con un 20% de paro, es una firme candidata a que su población viaje por el cosmos europeo, en buscar de las mejores oportunidades de trabajo.
Hasta que vuelva a crecer el optimismo, la inversión, la atracción en la creación de empresas. Y el péndulo se desplace nuevamente hacia España. Pero presiento que han de pasar muchas lunas para que esto suceda.
Porque estamos en estos momentos en la oscuridad más absoluta.