Me paso por una librería. Muchos, muchos libros nuevos que aparecen semanalmente. El número de apariciones es impresionante. A lo mejor exagero. Pero por lo menos a mí me lo parece.
«El asedio» de Arturo Perez Reverte, 725 páginas. «La mano de Fátima» de Idelfons Falcones, 955 páginas, y va por la 19 edición que se dice es «limitada». «El Angel perdido» de de Javier Sierra, 530 páginas.»Mar de Foc» de Chufo Llorens, 853 páginas. «Prométeme que serás libre» de Jordi Molist, 757 páginas. «Si tú me dices ven, lo dejo todo. Pero dime, ven.» de Albert Espinosa, no sé cuantas páginas, aunque también deben ser muchas.
El otro día estuve en la presentación del libro de Chufo Llorens, «Marc de Foc» y la representante de la editorial contaba que LLorens había escrito muchas más de las ochocientas y pico de páginas que tiene la obra. Y que a instancias de la empresa «rebajó» el denso contenido del libro, que en un primer momento superaba con holgura las mil páginas. Imagino por ello que la disminución de la letra impresa se hizo sin desdoro ni perjuicio del guión y que el lector podrá seguir enterándose de la historia que cuenta Chufo LLorens sin demasiados problemas.
Y dicho esto, me pregunto si la generosidad de los autores invadiéndonos con páginas y páginas de relatos, responde a una absoluta necesidad del guión o a que el autor está convencido de que la dimensión y la importancia del libro se mide por el número de páginas.Las obras que he apuntado al comienzo rebasan todas ellas las quinientas páginas. ¿La misma historia se hubiera podido contar con doscientas o trescientas?. Seguramente. Lo que sucede es que existe una percepción en el colectivo de lectores y hasta de editores, que una obra, novela o edición tiene que tener un formato y una apariencia de «solidez» Y esta solidez la da en gran parte el número de páginas de la obra.
Aunque mantener el interés del lector a través de tantas y tantas páginas, no es fácil. ¿Cuantas personas que se compran un libro, lo leen del principio al final, sin saltarse unos cuántos capítulos?. No conozco encuestas o estadísticas sobre el particular. Pero seguro que si existieran, a lo mejor no serían muy alentadoras.
De todos modos se lea el libro o no se lea. Se coloque de inmediato en la estantería. Se lea solamente el principio y el final. Se hojee. O lo dejemos a un amigo, con lo cual seguro que no vamos a volver a verlo, habrá valido la pena hacer la pequeña inversión de ilustrarnos y mejorar nuestro nivel cultural, a través de la compra de un libro.
Sí, sin los libros que nos rodean, estaríamos un poco más solos.