Ahora resulta que el gobierno ha intervenido y ha concedido un indulto “parcial” a Alfredo Sáenz, el segundo de Botín del Santander, en un tema penal que viene de lejos y en el que existe sentencia firme. Y esto implica el que el Banco de España, mirará hacia otro lado y no penalizará al Sr.Sáenz, dándole de baja de la lista de directivos bancarios.
Aquí sí que muchos pueden señalar: “hecha la ley, hecha la trampa”. Bueno, no es exactamente que corresponda a la historia, pero sí que el desenlace llama a una reflexión muy seria y profunda de lo que es y lo que representa la justicia en nuestra sociedad.
Y por supuesto una justicia, que después de lo que estamos viendo, no es igual para todos. El mismo representante de la Asociación profesional de la magistratura, ha dicho, refiriéndose al contencioso, que Alfredo Sáenz es “una persona con una trayectoria importante dentro del mundo financiero”. Y esta importancia y esta influencia ha dado sus frutos, y el gobierno saliente se ha apresurado a quedar bien con el Sr.Botin.
Porque, con toda seguridad, no era asumible por las instituciones financieras, el que uno de sus más preclaros barones, fuera definitivamente condenado. Había que hacer alguna cosa, moverse, poner toda la carne en el asador. Y pese a la opinión contraria del Tribunal Supremo a que se concediera el indulto, el gobierno que está en lo concreto y en lo material, ha cerrado el asunto, dejando que Sáenz pague solamente una multa de tres mil euros. O sea, no de tres millones, de trescientos mil o treinta mil, sino de unos escasos miles de euros. Nada, agua mineral con gas. Una migaja.
Y mientras, hay muchos mortales, privados de libertad, por falta de la necesaria asistencia jurídica, por errores judiciales, por desidia o por alguna otra sinrazón.
Sí, poderoso caballero es don dinero. La frase viene de antiguo. Y sigue siendo absolutamente válida.
Porque esto no lo cambia nadie.