Hace ya algunos meses que señalé que era prácticamente imposible que el Estado español redujera el déficit presupuestario hasta el 6%. Llevaba razón. Hemos superado el 8%. Y Bruselas quiere que lleguemos al 4%. También imposible. Estos días se han estado haciendo números y una rebaja de esta dimensión supondría unos recortes adicionales superiores a los cuarenta mil millones de euros. Y seguro que serían más, porque la esperanza de los ingresos, tampoco se cumpliría.
Además a mayor recorte, menor actividad económica. Inevitable. ¿Estamos en recesión?. También las autoridades comunitarias, el comisario económico, anunciaban recientemente que España ha entrado en recesión. ¿Noticia?. No, ninguna. Que la economía está renqueante ya se sabía, se sabe de cada día. O sea que estamos mal. ¿La terminología?. Depresión, recesión, contracción. Da igual. No vamos ahora a discutir o definir conceptos macroeconómicos que estudiamos en nuestros años de universidad. La realidad es que vamos hacia atrás, en vez de marchar hacia adelante.
Porque, la reducción del déficit en unos porcentajes tan importantes, solamente es posible con una actividad económica que genere riqueza y puestos de trabajo. Y aumente los ingresos del Estado. Y para que ello se produzca, hace falta inversión. Y para que se produzca la inversión, son necesarios como mínimo dos elementos: que fluyan los capitales, propios o ajenos y que por supuesto existan personas, los llamados emprendedores o empresarios que estén dispuestos a asumir un riesgo. Si los emprendedores existen, pero no tienen dinero, mal. Los bancos no se lo van a prestar, a excepción de unos pocos, aislados casos, porque nadie les va a avalar. Y para los que disponen de fondos importantes para invertir, se lo van a pensar dos veces antes de entrar en una aventura empresarial. ¿En qué sector?. ¿ Que negocio?. Pues no hay tantos en nuestro país capaces de generar unas rentabilidades importantes. Hemos caminado creyendo que el maná de la inversión, no fallaría nunca. Y está fallando estrepitosamente.
¿Qué hacer?. Se tendrá que seguir negociando con Bruselas. Y convencerles que no hay otra alternativa que mantener unos déficits elevados. Que si nos hundimos, también se van a hundir ellos. Porque Europa,- toda Europa- está bastante mal.
¿Y la receta de dejar a un lado la estabilidad sacrosanta de la Sra.Merkel y entrar en una devaluación suave del euro para acercarse al dólar?. Pues ya lo he predicado por aquí en algunas ocasiones. La política de austeridad a toda costa, no va a funcionar.
Seguro.