¿Habría convocado Artur Mas las elecciones si hubiera dispuesto de una mayoría absoluta?. No. Hasta ahora ha vivido con las muletas prestadas del Partido popular. Pero después de los episodios vividos últimamente, ya ha desaparecido esta posibilidad. Ni Rajoy quiere apoyar, ni mucho menos quiere Mas la complicidad del partido que manda. Y tampoco Esquerra Republicana. No iba a ser bueno para los convergentes que se trasladara a la opinión pública, que necesitan del voto republicano para seguir gobernando. No había alternativa. Solos no podían seguir aguantando. Había que buscar una salida airosa. Y como el pacto fiscal tuvo un vuelo extremadamente corto, se tenía que huir hacia otros objetivos de más largo y poderoso alcance. La independencia, la autodeterminación, el Estado propio. Era igual, poco importaba que se hubiera pasado del pacto, como eje de la legislatura, a la separación de España. De un objetivo que se confesó transversal por el éxito electoral, a una meta que hasta hace poco, muy poco era estrictamente minoritaria. Qué extraño. En Catalunya han nacido y se han multiplicado los independentistas en estas últimas semanas. Y ya se dice que se ha pasado a una opción mayoritaria. Así, aún con los calores de verano y sin que los catalanes nos hayamos aún mudado a los frescores del otoño.
No sé, todo suena a una cierta artificiosidad. A un inteligente manejo de la opinión, de las masas y de las conciencias. ¿Con qué fin?. Lo he dicho en otras ocasiones. En primer término que los que mandan, sigan mandando. En segundo lugar que la presión que se ejerza sobre Madrid, genere una corriente que favorezca soltar amarras. ¿Aceptar la secesión?. No , no lo creo. ¿Avanzar hacia un federalismo, a partir del Estado autonómico?. Sí, esto es posible.
No perdamos la calma. O los nervios. Porque el riesgo que se está corriendo es grande.