No sabemos si envuelto en el multicolor hemisferio de las tradiciones indias, el rey de España se ha lanzado a pronunciar una frase entre fílmica y bíblica. «El cuchillo en la boca» refiriéndose a la explosiva condición de nuestra economía y a las «penas» que la misma conlleva. Claro que a continuación a terminado la frase con » una sonrisa en los labios». Esta es a juicio del monarca, la actitud que corresponde en estos tiempos turbulentos al común de sus súbditos. Cuchillo en la boca y sonrisa. Y ha añadido una coletilla personal, una consideración íntima. Ha dicho que la situación cuando uno está en España, » es para llorar» . Y que desde la lejanía las cosas se ven de otro modo. Que tienen otro aspecto, más esperanzador y positivo.
Difícil atar las tres reflexiones. Buscar sus afinidades. Porque el cuchillo en la boca poco tiene que ver con la sonrisa. Si los labios se abren para buscar la sonrisa, inexorablemente el cuchillo va a perder sus equilibrios y caerá al abismo. No hay forma, no hay manera de sonreír y a la vez apretar con fuerza un cuchillo en los labios. O bien uno sonríe sin elementos cortantes en el rostro, o está muy serio y hasta amenazante con un instrumento de combate en la boca. Cuchillo y sonrisa, son incompatibles. Nunca he visto a nadie o leído en el antiguo o nuevo Testamento la leyenda de un mortal que pudiera generar,manteniendo a su vez, apretados los dientes, una velada sonrisa. Porque si así sucediera la imágen resultaría absolutamente grotesca.
Y luego lo de » echarse a llorar» también tiene miga. Porque el rey se mueve en los extremos más emocionales y psicológicos del género humano. A saber, el lamento, porque llorar es lamentarse. La sonrisa, porque la sonrisa denota una cierta complacencia y contento. Y el cuchillo, que tiene un trasfondo de defensa numantina. De Viriato, de Indibil y Mandonio, juntos.
He llegado a la conclusión analizando someramente al personaje, que quien lleva el cuchillo en los labios, es el rey. Que el que sonríe y llora, es el rey.
Y que en la actitud del rey asoma un punto de desesperación.
Desde la lejana India.