¿Los ingleses o los alemanes podrían votar a Beppe Grillo, a Berlusconi o a personajes semejantes?. No. ¿ Los italianos podrían votar a una señora, que tuviera el aspecto, la circunstancia de la señora Merkel?. No. Esto es, a cada pueblo le corresponde un político que se acerca o se identifica a su ” yo” más profundo. Quiero decir que los italianos son un compuesto de Berlusconi, de Grillo, de Monti y del líder de la izquierda, que ahora mismo no recuerdo cómo se llama. Ah, sí, Bersan, antiguo comunista pasado a colores menos identitarios. Dicho de otra manera se encuentran cómodos con ellos; como si fueran de casa.
Por tanto no hemos de llevarnos a engaño y pedir imposibles. No se cambia tan fácilmente.¿ Berlusconi estaba muerto?.¿ Monti iba a ganar la partida?. Pues no, Monti ha obtenido un magro 10% de los votos. Muy pocos le han agradecido sus esfuerzos en las responsabilidades de gobierno. Y el mujeriego, el corrupto, el indomable y riquísimo Berlusconi, ha conseguido el 25%. Los electores no le han castigado. No le han arrojado a los leones. ¿Es que los ciudadanos que le han votado son unos imbéciles?. No. Son italianos. Algunos comentaristas han dicho que es indudable que con un pueblo que se comporta de esta manera no se podía ir muy lejos.
Con Mussolini debió pasar algo semejante. A veces uno se pregunta cómo fue posible que una especie de charlatán de feria, pudiera hacerse con los entusiasmos y la gloria. Pero no hace falta que investiguemos demasiado. Y es que también, la necesidad, la angustia genera atracciones fatales. Se necesita creer en algo, aún asumiendo que quien lo está prometiendo está mintiendo. Berlusconi ha prometido y ha jurado que les va devolver impuestos a los italianos. Y los italianos aún pensando que Berlusconi les va a traicionar, han vuelto a votarle.
Los tiempos que estamos viviendo están siendo propicios para que aparezcan este tipo de fenómenos. Salvadores de patrias. Que prometen, que juran lo imposible, con tal de arrimarse al poder. Y los ciudadanos que están hartos de tanta palabrería, han de adoptar, pese a todo, una decisión. Y pensando en que va a producirse el milagro, votan a aquel que les dice que les va a devolver la prosperidad perdida. Con Monti, los italianos se sumergieron en un baño de realismo. Y esto evidentemente no gusta. Por esto han vuelto la vista a Berlusconi. Porque se resisten a aceptar que el futuro es absolutamente sombrío.
Con las elecciones pasadas, nada ha cambiado. Todo sigue igual. Y posiblemente si volviera votarse, los resultados no serían distintos.
Un verdadero lío. ¿Será quizá la herencia de los romanos, cuando la decadencia del imperio ?
A lo mejor.