Este agosto, tranquilidad y calma. En el ámbito económico no hay noticias. Ni urgencias, ni prisas. La economía también hace fiesta. Vacaciones. Los comentaristas también se han olvidado del asunto. ¿Cansancio? Quizá.
¿Podemos llegar a la conclusión después de estos silencios, que la economía ha mejorado?. ¿Que estamos ante un cambio coyuntural?. Cierto que el gobierno se esfuerza por convencernos que lo peor ya ha pasado. Y que a final de año volveremos a crecer. Y que el paro se va a reducir. Los ministros juegan con el componente psicológico.» Si animamos a la gente, si la actitud cambia, será más fácil vencer las dificultades».
¿ Verdad o mentira ?. Bueno, los políticos necesitan mentir. Porque decir la verdad no se agradece. Vuelve a exacerbar los ánimos y no está claro que la verdad motive al personal. ¿Contarle a los españoles que la deuda pública ha seguido aumentando, hasta los 937.000 millones de euros, en este año que vivimos?. ¿Para qué? ¿Y añadir que esta cifra supone ya un 89 por ciento del producto nacional bruto? ¿ Para qué? ¿Y que todo ello supone el que la carga de deuda para cada habitante, asciende ya a 20.000 euros? ¿ Para qué?.
Sí la realidad es que nada ha cambiado. Que los problemas del Euro y de una gran parte de los paises comunitarios continúan ahí, invariados. Se habla ya, de un segundo, -o tercer rescate- para Grecia. Muy pronto. Antes de fin de año.
Los políticos, nosotros mismos, nos hemos acostumbrado a la «crisis». La crisis, es la normalidad, lo habitual, lo cotidiano. Y cuando se produce este fenómeno, se pierde la voracidad y el interés por la noticia. Esto es, Europa ha empezado a habituarse por hacer de la «crisis» un modo de vida, de superación diaria de los problemas. Los políticos han llegado a la conclusión de que no quieren, ni pueden renunciar al modelo europeo que han construido, pese a que muchos de sus países miembros hacen aguas. Y aunque no lo digan, aunque mientan, están dispuestos a seguir sumergidos en la crisis antes de romper esquemas y abandonar la nave.
Esta es la Unión Europea de hoy. Por el momento todos se quedan. Unos echan botes salvavidas a otros. Salvavidas financieros, pensando que el último va a llegar pronto. No va a ser así.
No pasa nada. Sí, no pasa nada.
Por lo menos en la superficie.