Los periodistas de distinto signo se han enzarzado esta noche, discutiendo quien dice la verdad y quien miente. Eso es, si la secretaria del PP Maria Dolores de Cospedal y Luis Barcenas mentían o no cuando se produjo un careo entre los dos en los juzgados de Madrid esta semana. Bárcenas afirmó y aseguró con voz potente que entregó varios miles de euros,- siete mil,- en billetes de quinientos a la Cospedal en su despacho. Y en una segunda ocasión volvió a darle esta suma, -también de los preciados billetes-, pero esta vez en alguna dependencia del Parlamento. Por supuesto que no se firmó ningún recibo. Se entregaron los sobres con el dinero dentro. Dinero B, negro o como se quiera llamar. Esto es lo que proclamó Bárcenas.Ah, y por supuesto, nunca hubo testigos.
A estas declaraciones, la Sra.Cospedal ha dicho que todo es falso. Que nunca recibió cantidad alguna. Y que considera que sus compañeros de partido, tampoco lo han percibido.
¿Quien miente?. Los periodistas afines al partido popular han mantenido que Barcenas es el falsario. Que por eso ya está en la cárcel. Y que no hay prueba alguna que implique a otros políticos. Es la palabra de uno contra otro. Y esta no es ninguna prueba.
En cambio los periodistas que están a la izquierda han insistido en que Barcenas es el que dice la verdad y que todo el gobierno o casi todo, está implicado en la historia. Es decir en el partido popular, se pagaban indiscriminadamente sueldos en B, aunque no se quiera reconocer.
¿Quien está en lo cierto?. ¿Quien ha mentido?. Pues no es un asunto tan complejo. Tan intrincado. Este es un pais en el que la cultura del A y del B han sido proverbiales. Desde casi siempre. El pagar en A o en B, mucho o poco,ha formado parte de la normalidad económica. En empresas y en sindicatos; en partidos politicos. No, en uno de «derecha» o en otro, de «izquierda». En todos. Aunque ahora lo nieguen. Los fondos de reptiles, la hucha divina ha nutrido las ubres de la sociedad española contemporánea. Me lo decía hace meses un constructor, un promotor que vivió durante años a la sombra de la obra pública. Todos han pecado. Ninguno se salva.
¿Rasgarse ahora las vestiduras? Pura hipocresía. ¿Sorpresa? Ninguna. Un silencio a voces. ¿Entonces porque tanto escándalo, cuando el «B» formaba parte del paisaje económico de este país?. ¿Le habría salido más a cuenta a Rajoy, a Cospedal decir, «sí, es verdad, hemos cobrado en negro»?. Pues, a lo mejor. Muchos como yo se lo habríamos agradecido. Habríamos pensado, » ésta es gente seria». No tienen miedo a contar la verdad. Por desfavorables que sean las consecuencias para ellos. Y esto los honra. Pero no, la valentía no es una cualidad que adorne a estos políticos.
No, no me sirven.