Cuando termina el año, uno se pregunta cuáles han sido los temas más sobresalientes que se han sucedido a lo largo de estos doce meses. Noticias, acontecimientos, sucesos. Sorpresas. Sí, sorpresas. Para mí la sorpresa más importante ha sido la caida del barril de petróleo, llegando de los ciento y pico, a los cincuenta y pocos dólares. ¿Trascendente?. Absolutamente. Hemos estado largos años crucificados por la OPEP, por el cartel del petróleo, por los saudís, por las monarquías del golfo que se han enriquecido a costa de empobrecer nuestros bolsillos. Los rascacielos de Dubai, de Abu Dhabi o de Qatar, los hemos pagado nosotros, con los altos precios de la energía.¿Lo habíais pensado alguna vez? Pues sí, muchos de estos enormes edificios, son nuestros.
¿Ha terminado esta etapa de monopolio?. Espero que sí. Y la producción de crudo de los Estados Unidos procedente de la performación o del “fracking” ha sido decisiva. Los norteamericanos ya no dependen de los árabes para cubrir sus necesidades. Se van a convertir en exportadores muy pronto. Y esto ha desequilibrado los mercados. Cierto que los costes de producción del petróleo de esquisto rondan por los sesenta dólares y en cambio en Arabia Saudí aquel es mucho menor. Pero en cualquier caso, la brecha que ya se ha producido, abre nuevos horizontes de optimismo.
Hoy he pagado por el litro de gasolina algo más de un euro y ayer el gas oil de calefacción a menos de 0,80 euros. Y esta caída de los precios tiene forzosamente que tener una repercusión en los costes de multitud de productos en los que esta energía constituye un componente importante. Eléctrica, transportes, servicios, entre otros.
Ésta es pues una buena noticia al terminar el año y una buena noticia para el año que empieza. Recuerdo lo de los siete años de penurias y siete años de esplendor de la Biblia. Estaremos ya iniciando el octavo año. O sea que ya toca que las cosas vayan a mejor. Cierto es que no se han hecho todos los deberes. Se decía que teníamos que pasar de una economía basada en el sector de la construcción a otra que nos permitiera sustituirla. Esto aún no ha llegado. En estos años no hemos cambiado tanto. Se ha perdido mucha industria, que no vamos a recuperar.Pero, permitidme que diga, que ya ha pasado el tiempo suficiente, como para considerar ahora, que podemos volver a crecer. Y los precios del petroleo, van sin duda a favorecer esta nueva dinámica.
En resumen, termina un año que no ha sido bueno, pero quiero creer que 2015 nos va a ir mejor. Felicidades y buen año a todos.