Sí, más de lo mismo. Ayer por la noche Artur Mas estuvo en la cadena de televisión de La Vanguardia, entrevistado por Josep Cuní. ¿Novedades?. Pues ninguna. Y no exagero. Desde hace unos meses, la política en Catalunya se ha convertido en una especie de culebrón, con dosis importantes de aburrimiento. El mensaje sigue siendo el mismo. Elecciones en otoño, con un sentido plebiscitario, aunque cada partido defenderá lo suyo.
¿Cómo está en estos momentos la fiebre independentista?. Pues Mas no se pronuncia sobre el asunto. Dice que finalmente será la ciudadanía la que decida. Y lo dijo una y otra vez. Tampoco mencionó una sola vez la palabra independencia, aunque si se refirió a las estructuras de Estado y a su deseo de que algún día Catalunya pueda compararse con Dinamarca, con Finlandia o con Austria. Dijo además estar convencido que el experimento funcionaría. Esto es, que no tendríamos que preocuparnos de las pensiones ni de los servicios públicos, porque la republica catalana dispondría de suficientes entradas o ingresos dado el grado de madurez de nuestra economía.
Y uno se pregunta. ¿Se cree todo esto Artur Mas?. ¿Se cree realmente que las instituciones europeas le van a hacer caso?.¿Se cree que el Estado español se va a quedar cruzado de brazos?. Explica que si la victoria soberanista llega a producirse por un número mayoritario de diputados, empezarán a trabajar para redactar la constitución. Y sigue con una especie de hoja de ruta. ¿Y España?.Ah, España es como si no existiera. No cuenta. Mas entiende, que si llega a producirse el resultado favorable al soberanismo, la fuerza que se generará será tan importante, tan decisiva, que el gobierno español tendrá que negociar. Que no tendrá otra alternativa que ceder.
No me creo que esto vaya a funcionar de este modo. Mas sigue embarcado en un viaje que le va a llevar a una gran frustración. Aunque, pensándolo bien, si el objetivo es el de mantener el poder,- que lógicamente debe ser éste,- lo lógico es asumir que su objetivo sea arrebatar votos independentistas a Junqueras, contando que Durán trabajará para conquistar a otros sectores más moderados. Por ahí pueden ir las líneas básicas de actuación. Y según los resultados ir adaptando las estrategias.
Los ciudadanos tienen la última palabra, dijo. “El voto, el templo de la democracia, exclamó”. ¿Y él?. Pues contrariamente a lo manifestado a principios del pasado año, va a seguir haciendo politica y supongo que liderando el partido. Hoy habla de soberanismo, de estructuras de Estado. Mañana, ¿también?.
Pues no se sabe.
Porque la supervivencia es lo primero.