Leo lo de la infanta Cristina de Borbón. Deberá sentarse en el banquillo de los acusados. La pena del banquillo. ¿Suficiente?.No sé. Se habla de doce días por lo menos de presencia en el estrado. Imagino que va a acostumbrarse.
¿Sorpresa por la decisión judicial?. ¿De las tres jóvenes magistradas?. No, ninguna. ¿Porqué?. Pues porque en el mundo de la justicia, todo puede suceder. Blanco o negro. El papel lo aguanta todo. Y en una o más hojas puedes argumentar, buscando jurisprudencia, que seguro que se encuentra, una decisión en uno u otro sentido. La justicia es humana. Y los humanos se equivocan. No una, muchas veces.
¿Que Hacienda somos todos?. Tampoco está tan claro. Unos más que otros. Leo un apunte de Rossy de Palma, a la que la Agencia Tributaria está persiguiendo: «Hacienda me exprime, exigiéndome lo que no tengo; te sientes vampirizado por un sistema perverso».
No sé que pensará Miquel Roca de todo lo que está sucediendo en este proceso. Imagino que le nombraron defensor de la Infanta para que hiciera algún milagro. Hasta ahora la defensa no le está resultando demasiado plácida. ¿Habría tenido que actuar durante la instrucción con más contundencia?. ¿Confió demasiado en la fortaleza y en el apoyo del Estado, para que librara a la Infanta de las angustias y de los riesgos del proceso?. No, no hay contestaciones absolutas. Moneda al aire. La bola de la ruleta que cae donde mejor le parece.
En general los comentarios a la resolución judicial han sido positivos. La actuación delictiva de Urdangarin y la cooperación de la Infanta, afecta a una colectividad. A todos los españoles. La prensa ha alabado la independencia de la justicia.
¿Constituye lo que hemos visto hasta ahora en la sede de los Tribunales, una premonición de lo que va a suceder durante el juicio oral?. En absoluto. ¿Puede salir indemne, inocente el señor Urdangarin y sus socios?. Pues sí. ¿Condenados?. También. ¿Y la Infanta?. Pues más de lo mismo.
Entonces, ¿Donde estamos?. Pues, a empezar otra vez. En la fase oral, se va a repetir nuevamente lo que se inició en la instrucción. Testigos, acusación, defensa, fiscal.
¿Y al final?. Pues al final, con fumata de uno u otro color, casación ante el Supremo.
O sea, no es que estemos empezando.
Estaremos ahora por la mitad.
Una historia de más de mil páginas.