Es el culebrón del verano. Bueno, del invierno, de la primavera, de este verano y será sin duda del otoño. Rajoy ha soltado el discurso de rigor, el Parlamento ha escuchado, sus acólitos le han aplaudido y ahora espera a que mañana, Pedro Sánchez y los demás respondan. Dicen que Rajoy se ha mostrado prudente, contenido y que en ningún momento ha mencionado al PSOE. Habrán llegado los estrategas de su partido a la conclusión que por el momento la circunspección y la cautela, constituían el mejor instrumento ante los ataques que seguro se van a producir mañana.
Porque los resultados ya se dan por sabidos. Esto es, como en la Bolsa, se da ya por descontado lo que va a salir de este primer «round» parlamentario. No va a haber investidura. Ni con mayoría absoluta, ni con mayoría simple. Los socialistas han dicho que no y que no se van a mover de esta actitud. Van a aguantar hasta el limite. Y claro, si también han asegurado que no quieren unas terceras elecciones, al final no tendrán otro remedio que algunos de sus diputados se abstengan para que Rajoy pueda salir elegido.
Algún barón del partido,- creo que fue el ex ministro Corcuera-, habló de manera muy lúcida sobre el particular. Dijo que el PSOE tenía que facilitar la investidura de Rajoy, negociando las contrapartidas. Esto es que el PP aceptara una serie de propuestas del programa socialista. Y luego, que el PSOE hiciera de oposición, como le correspondía como segundo partido del arco parlamentario. Con ello habría prestado un servicio a los ciudadanos, el país se habría ahorrado meses de absoluta inanición, y para muchos votantes seguro que el gesto podría generar un apoyo en futuras elecciones.
Por desgracia, como hemos visto, la posición de Corcuera no goza del favor de los que hoy mandan en el partido. Consideran que la negativa a ultranza les favorece. Y deben estar convencidos que con esta negativa cosecharán más votos.
Yo no lo creo. Pienso que en la sociedad hay bastante de racionalidad, de realismo. En definitiva que la gente,- hablo de una mayoría social-, lo que quiere es vivir con los menores sobresaltos posibles. Y que los políticos hagan su trabajo. Procurar el bienestar de los ciudadanos, al margen de personalismos y de ideologías ya conocidas y superadas. Y creo que los electores van a penalizar severamente a los políticos que sin rumbo ni norte nos hacen perder el tiempo y el dinero.
Pero de momento, estamos igual, nada ha cambiado.