No, no creo que los independentistas renuncien a mandar. A tener el poder. Con Puigdemont o sin Puigdemont. Del mismo modo que un día Mas se retiró,- o lo retiraron- igual le puede suceder a Puigdemont. Le van a convencer que mejor renunciar y permitir que otro candidato del mismo color ocupe la presidencia de la Generalitat que arriesgarse a unas nuevas elecciones. Unas elecciones en las que el electorado puede expresar el cansancio de tanto ir y venir de los rectores del «proces». Y poner en peligro la mayoría ya alcanzada ahora.
Además con un gobierno independentista, con una mayoría absoluta, Puigdemont podrá manejar con mayor comodidad su exilio en Bruselas. Y los que aún siguen en la cárcel, podrán contar con los medios y la influencia de quienes detentan el poder en Catalunya.
Por tanto, los correos que se han filtrado hoy a la prensa, pueden precipitar el cambio. Que el mismo Puigdemont como postrero servicio al país, manifieste que efectivamente se va a sacrificar para que todo pueda seguir avanzando. O sea, el héroe que está dispuesto a renunciar a lo que ha conquistado con su esfuerzo, en favor de un bien mayor. Y que Esquerra aplauda complacida el gesto.
Además los independentistas nos tienen acostumbrados a los cambios de ritmo. Ahora mismo se abre un plazo de dos meses para conseguir la investidura de uno u otro. Seguro que en los próximos días comenzarán a sonar nombres de posibles candidatos, entre los diputados de una u otra formación que fueron elegidos. Y al final aunque entre Esquerra y Junts per Catalunya existan importantes diferencias, la apetencia, el objetivo del poder los va a unir. Y tendremos nuevo President.
Pero seguiremos igual.