El periódico publica una noticia, señalando que el ICAC ha sancionado a PwC con 10,5 millones de euros, «al entender que la auditora faltó a su deber de independencia al realizar trabajos para Aena.»
Para los que no están en estas cuestiones, he de decir que el ICAC es la institución que vela, -o tratar de velar-, por la integridad de la profesión de auditor. Y si alguien «se pasa» lo sancionan según lo que establece el reglamento. Y en cuanto a PwC, es la famosa Price Waterhouse, que están en todas o casi todas las transacciones u operaciones corporativas de las grandes empresas españolas. Un Corte Inglés de la asesoría. Te lo solucionan todo.
¿Qué sucede, que el ICAC tome muy de vez en cuando cartas en el asunto?. Pues nada extraordinario, si escuchamos a los implicados en los expedientes que puedan abrirse. Simplemente que la auditora PwC, además de los trabajos de auditoría, Aena, la gestora de loa aeropuertos, le encargaba otros trabajos complementarios. De asesoría, por ejemplo. PwC entiende que sus departamentos están blindados y que unos y otros no se hablan. Auténticas murallas chinas. Y que por tanto resulta compatible la auditoría y la asesoría. Además y esto no lo dicen, la auditoría es menos rentable que la asesoría. O en otras palabras, les interesa la auditoría, porque con ella se da paso a otras actividades de asesoramiento más rentables.
Los del ICAC lo ven de otro modo. Y tienen razón. El auditor es una especie de «urbano», un señor neutral que analiza el balance y la cuenta de resultados, ofreciendo a los accionistas y otros terceros, una opinión. Es alguien de «fuera» al que le dan unos números para que los enjuicie. De ahí el valor de la auditoría. En cambio el asesor, se convierte en consejero de la compañía, recomendando unas u otras actuaciones, acompañando a los ejecutivos a la hora de la toma de decisiones.
Por tanto la diferencia es clara. Y no es tan difícil de explicar. Y en cambio para PwC, como para las otras grandes auditoras, el asunto es más complejo. Y entran en la casuística de las expresiones, para terminar justificando el que puedan hacer una y otra cosa.
Porque con toda seguridad si su actividad se limitara a la auditoría, difícilmente podrían seguir manteniendo sus grandes estructuras.
Por esta razón seguirán influenciando con sus poderosos lobbys, para mantener la situación actual.
Y si el peaje son diez millones, pues al final,- después de muchos años de recursos-, se pagan.
Es una especie de peaje. Lo que ahora llaman «peaje en la sombra».