Un nombre extraño. Que suena a indio. O Paquistani. Por lo menos a mí. Pero no, es un intelectual judío, con raíces polacas, hijo de la diáspora. Y ha escrito por lo que leo de la contraportada del libro que tengo en las manos, un par de obras de gran éxito y que a lo mejor tú, ya conoces. «Sapiens, Homo Deus» y el que acabo de leer, «21 lecciones para el siglo XXI» En la portada se lee en sobre impresión, » 12.000.000 de lectores en todo el mundo.». No sé si la afirmación, tan rotunda, es verdad, pero como el título era sugestivo, decidí comprarlo.
Es cierto que muchos nos preguntamos que es lo que va a suceder en un futuro más o menos próximo, con tanto internet y tanta economía digital. Y cuando nos enteramos que los primeros vehículos sin conductor van por algunas ciudades, aunque sea a modo de prueba, ello acrecienta nuestra curiosidad, nuestra inquietud ante un mundo tan cambiante y distinto a nuestras formas más habituales de vida. ¿Puede alguien, algún gurú, de estos provistos de poderes casi mágicos, descubrirnos los secretos del mañana?.
Ya casi que por el nombre, Yuval Noah Harari, podría revelarse como uno de estos apóstoles. Y la verdad es que con los libros publicados, pretende abrirnos nuevos horizontes y hablarnos del más allá del hoy cotidiano.
Pero novedades, novedades, no las he hallado. Obra densa, bien escrita, razonada. El protagonista en muchos de sus capítulos, «la inteligencia artificial». El hermano mayor, «el algoritmo.». Así dice, «ahora mismo los algoritmos te están observando. Observan a dónde vas, que compras, con quien te ves. Pronto supervisarán todos tus pasos, tu respiración, los latidos de tu corazón. Para llegar a conocerte cada vez mejor, se basan en macrodatos y en el aprendizaje automático. Y cuando estos algoritmos te conozcan mejor de lo que te conoces tú, lograrán controlarte y manipularte y tú poco podrás hacer al respecto. Al final se trata de una cuestión empírica sencilla: si los algoritmos entienden de verdad lo que ocurre dentro de tí, mejor que tú mismo, la autoridad pasará a ellos.»
Si todo este proceso es inevitable, entonces no me gusta. No me voy a sentir feliz con él. Porque yo y los que me rodean, vamos a ser menos libres. Muchos menos libres. Aunque es cierto que esta tendencia ya ha empezado hace tiempo. Damos nuestros datos a diario. Tres, cuatro, diez veces. Y nos dicen que les demos esta información para nuestra seguridad. Para salvaguardarla. Y nos enteramos luego, que millones de datos personales han sido hackeados.
Harari en sus profundas reflexiones, en las 21 lecciones para el siglo XXI se refiere también a Buda. Confieso que lo del budismo nunca me ha interesado. Lo he encontrado lejano, distante. Pero el autor dice, «Buda enseñó que las tres realidades básicas del universo son que todo cambia sin cesar, que nada tiene una esencia perdurable y que nada es completamente satisfactorio.» No, no le voy a quitar la razón a Buda, aunque se ha de reconocer que la sentencia no parece tan original. En cualquier caso, aplicado todo ello a la inteligencia artificial y a los algoritmos, vamos a reconocer que estos últimos ni son completamente satisfactorios y que tampoco van a tener una esencia perdurable. Y vamos a terminar siendo optimistas diciendo que como «todo cambia sin cesar» esperemos que la inteligencia artificial deje en paz a la inteligencia natural, para que los hombres y mujeres de este mundo no perdamos definitivamente la libertad y nuestro derecho a elegir o decidir lo que queremos o no queremos hacer.