Si Franco no existiera, no hubiera existido nunca, habría que inventarlo. Los socialistas piensan que Franco les puede dar votos y están dispuestos a seguir hablando del asunto hasta que el respetable se canse.
Ahora la noticia se ha trasladado a la catedral de la Almudena. Y como lo que no puede ser, no puede ser, la vicepresidenta se ha ido a la Santa Sede a explicar el problema, para que el Papa haga alguna indicación ecuménica a fin de que el dictador no sea el nuevo inquilino de la Almudena.
Parece que la señora Calvo ha expuesto que si la familia Franco puede pedir que se exhume el cadáver en la Catedral, el gobierno tiene que garantizar a todos los españoles que una dictadura no quede enaltecida, reposando en los benditos suelos del templo de Dios.
El Vaticano espera que se llegue a un acuerdo entre las partes implicadas. Mientras, Franco ha guardado un prudente silencio.
Pero lo más curioso de todo, es que una gran parte de los que hablan del franquismo nacieron una vez muerto el general. O sea que están enteradísimos de lo que sucedió en aquellos años,- 35 para ser más exactos- y se comportan como si hubieran sido actores o testigos de lo sucedido en aquella época. Más aún. Realizan absolutas afirmaciones, formulan condenas acerca de lo que han oído o les han relatado, al margen de la solvencia, seriedad u objetividad del que las ha contado. Como que ahora lo que se lleva es el anatema del pasado, pues a seguir la moda.
En cambio, se leen o se oyen pocas opiniones o testimonios de los que generacionalmente les tocó vivir en la época franquista. Yo entre ellos. La verdad es que me sorprendió un tanto que después de muchos años de sepultura y de olvido, se vuelva a hablar de Franco, desenterrando la llamada memoria histórica. ¿Para qué? ¿Tenemos que ir de nuevo a un examen o a un juicio de lo que sucedió en la contienda civil? ¿Que ganamos con ello?
Lo dicho, el partido socialista es el interesado en resucitar a los muertos.Solo hace falta ahora que los españoles les agradezcan el gesto en unas próximas elecciones.
Veremos.