Siento tener que volver a hablar de lo mismo. Pero es que es importante. Muy importante. Y de ello depende que normalicemos en alguna medida la marcha de la economía.
Sanchez ha dicho que a principios de verano un 70% de la población estará vacunada. Lo mencioné hace unos días en este Blog. Y me preguntaba cómo ello iba a ser posible. Y no encontraba solución a este enigma. Porque el 70% se corresponde con unos 32 millones de ciudadanos. Tendremos entonces que repartir estos 32 millones entre los meses que quedan hasta junio. Unos cinco meses. En este intervalo de tiempo tendríamos que vacunar mensualmente del orden de 5/6 millones de individuos. Disponer por ello de las vacunas en cantidad suficiente y de la organización indispensable para materializar una labor tan intensa y laboriosa. Con toda probabilidad, un acuerdo amplio entre la sanidad pública y la privada. Una preparación rápida, muy rápida, de personal capacitado para la colocación de las vacunas y la disposición de espacios amplios y suficientes,- tal como veo que se está efectuando en el Reino Unido-, para que los objetivos del Gobierno pudieran cumplirse.
Ah, y un aspecto fundamental. Asegurar el suministro bastante de vacunas,- también, imagino más de 35 millones de dosis,-a fin de que no se produjeran «rupturas» en la ejecución del plan, tal como ahora está sucediendo.
Y es cierto que en estos momentos, aún no sabemos cuál va a ser la vacuna que elegiremos finalmente, que produzca al mismo tiempo una seguridad, una simplificación en su utilización y un compromiso de suministro por parte de la o las farmacéuticas elegidas. Todo esto está aún en el aire. Estamos viviendo de expectativas, con esperanza, pero con muchas, con grandes dudas.
Y mientras estemos en esta situación, mejor no hablar de reactivación, de incrementos importantes en el PIB. Porque no va a haber ni la una ni lo otra.
A esperar pues.
Y a rezar.